Hace más de diez años que soy musulmana, alhamdulillah (toda alabanza es para Alá). Nací en Colombia en una familia católica por tradición, y desde mis inicios en el islam siempre había tenido muy presente el hecho de que mis acciones serían cuestionadas en el Día de Juicio. Hace más de tres años, tuve el privilegio de ser madre. En ese momento me di cuenta que no solo sería interrogada acerca de mi islam, sino también por el de mis hijos; me había convertido en la madre de un creyente. Eso dio pie a cuestionar el rol de la mujer musulmana en desarrollar un ambiente propicio en sociedades donde el islam es una minoría para que nuestros hijos fueran buenos musulmanes y tuvieran un conocimiento del Corán y la Sunnah. Es claro que Alá es el que guía los corazones, sin embargo es nuestra obligación como mujeres musulmanas y como madres, el preparar el ambiente social y familiar para que nuestros hijos puedan desarrollarse como musulmanes de bien.
Este artículo es una adaptación de un estudio realizado por la esposa del conocido Dr. Bilal Philips, quien realizó una investigación mientras vivía en Qatar entrevistando a madres de musulmanes que eran considerados piadosos, para ver cuáles eran los factores en el hogar y el ambiente, tanto como los hábitos y las características que tuvieron sus padres para hacer posible la crianza de buenos hijos musulmanes. Mi punto de vista se enfoca en la realidad de las mujeres musulmanas en sociedades donde no somos la mayoría, a diferencia de Qatar, para saber cómo establecer un ambiente propicio y saludable para facilitar la crianza islámica para los hijos, y el rol de la mujer musulmana en el desarrollo de estas características.
Primero que nada tenemos que tener un objetivo claro en la crianza de nuestros hijos y ese debe ser criar musulmanes rectos para que obtengan el paraíso; musulmanes que tengan claro que en esta vida estamos para adorar a Alá y buscar su complacencia. El Profeta, que la paz este con él (p), menciono que el paraíso se les promete a los niños que sean criados como musulmanes rectos y piadosos.
Narró Abu Hurairah, que Alá este complacido con él, que el Profeta (p) dijo como parte de una narración más larga: “Siete personas serán albergadas por Alá bajo Su sombra el día en que no habrá más sombra que la Suya: Un dirigente de la comunidad que haya sido justo, un joven que haya crecido en la adoración a Alá…” (Bujari)
La primera característica necesaria para criar creyentes piadosos es la taqua, la piedad. Es el derecho de todo niño musulmán que sus padres sean rectos y piadosos. Alá ha prometido como uno de los frutos de la taqua, hijos piados. Los padres deben asegurarse que su creencia vaya acorde al Corán y la Sunnah, y que pongan en práctica todo lo que aprendan. La forma de asegurarnos el futuro en esta vida y en la otra es teniendo taqua. Dice Alá en el Corán:
“Sabed que Alá siempre le dará una salida a quien Le tema, y le sustentará de donde menos lo espera”.
La forma de acercarnos a la taqua es a través del conocimiento. Es indispensable que la mujer musulmana se eduque, y tenga conocimiento de quien es Alá, sus atributos, y todo aquello que sea pertinente a la trasmisión del conocimiento islámico a nuestros hijos. Porque la educación islámica no se inicia cuando nuestros niños puedan ir a las escuelas, se inicia antes, con los padres. Es el derecho de los niños musulmanes que el ambiente en el que ellos se desarrollen como personas vaya en concordancia con los principios y valores islámicos que les queremos enseñar.
La segunda característica que debemos desarrollar para criar musulmanes rectos es hacer dua (suplica) por nuestros hijos. Es el derecho de los niños musulmanes que sus padres recen por ellos, incluso antes de nacer, tanto así que se nos enseña a hacer una súplica cada vez que vamos a tener una intimidad con nuestros esposos, en la cual pedimos a Alá por la protección de nuestros hijos si fueran a nacer a causa de esa relación.
Alá dice en el Corán:
“Aquellos que piden: ¡Oh, Señor nuestro! Agrácianos con conyugues e hijos que sean un motivo de alegría y tranquilidad para nosotros, y haz que seamos un ejemplo para los piadosos”.
Como padres debemos hacer súplicas sinceras pidiendo hijos piadosos, con la certeza de que nuestras súplicas van a ser respondidas. Sin embargo debemos tener en cuenta que para que nuestras súplicas sean contestadas debemos ser personas correctas en el islam y no tener un corazón negligente, y hacer las súplicas con la metodología que el Profeta (p) nos enseñó.
La tercera característica necesaria para la crianza de creyentes piadosos es el derecho de los niños musulmanes de que sus padres sean buenos ejemplos. No se les puede pedir a los niños que hagan algo que no hacen sus padres. Alá critica severamente a los que hacen esto:
“¿Acaso ordenáis la piedad a las personas y os olvidáis de practicarla vosotros mismos, siendo que leéis el Libro? ¿Es que no razonáis?”
Podemos forzar a los niños a hacer lo que decimos, pero eso no significa que ellos han internalizado esa característica o comportamiento deseado y tampoco que continuarán actuando de la manera correcta ya cuando no tengan supervisión. Los padres deben tratar de ser el mejor ejemplo para sus hijos porque el carácter se forma en el hogar. Y los niños más a menudo imitan a los padres, ya sea en el bien o en el mal.
La cuarta característica es la paternidad con apego, o crianza con apego, un enfoque de la crianza de los niños que se basa en la crianza sensible y emocionalmente disponible. Es el derecho del niño ser tratado con cariño; de ser amado. Esto se inicia con la lactancia materna. Es fundamental para el desarrollo psicológico y emocional del niño crear este vínculo con la madre en su infancia. Alá ha prescrito dos años de lactancia. Dice en el Corán:
“Las madres divorciadas también amamantarán a sus hijos dos años si desean completar la lactancia, y el padre tiene la obligación de proveer a la madre de su hijo el sustento diario y la vestimenta de acuerdo a sus recursos, a nadie se le exige fuera de sus posibilidades.” (2:233)
Durante mucho tiempo, la sociedad se ha alejado de esto, y es hasta ahora que se ha vuelto a resaltar la importancia de la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses, y lactancia hasta los dos años, tal como lo estipula la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD, que recomienda “la lactancia continua junto a los alimentos adecuados suplementarios hasta los dos años de edad…”. El beneficio de la lactancia fue establecido en nuestras tradiciones islámicas hace más de 1.400 años, pues el lazo entre la madre y el bebé forma la base para una relación entre los padres y el niño llena de amor y misericordia. De igual manera, este contacto es importante para el desarrollo emocional del niño. El profeta (p) dijo: “No es de los nuestros quien no es misericordioso con nuestros niños”. Este derecho del niño recibir misericordia de sus padres se extiende a ambos padres- darles tiempo de calidad, atención, compresión, cariño, y un sentido de seguridad.
La quinta característica necesaria para la crianza de creyentes piadosos es el derecho de los niños ser educados islámicamente. Como dijo el Profeta Muhammad (p): “La búsqueda del conocimiento es una obligación para todo musulmán”. Esto se refiere principalmente al conocimiento islámico. Esto se debe iniciar desde temprana edad. A los niños se les debe enseñar la aqidah (doctrina), los valores, y los actos de adoración, todo de una manera apropiada para su edad. Es importante también promover la meta de alcanzar una educación profesional en nuestros hijos pero la intención no debe ser una materialista o mundanal, sin referencia al Más Alla. Se les debe enseñar que el objetivo de obtener títulos y desarrollar una carrera es una manera de suplementar la educación islámica para adquirir el conocimiento islámico y la virtud. De esta forma, la educación superior se usará para servirle a Allah, a la comunidad musulmana, y a la humanidad.
Debemos enseñarle el amor por el profeta Muhammad (p) a través de historias, y enseñarles sobre el bien y el mal, y la recompensa en el paraíso y el castigo en el infierno por nuestras acciones, en un lenguaje que ellos entiendan, y sobre todo debemos ensenarles sobre el ihsan, que Alá todo lo ve.
Tenemos que incorporar, ante los ojos de nuestros niños impresionables, la devoción que surge de amar, adorar, y confiar en Allah tan profundamente que la relación con Él es como si se le viera – ese sentimiento que motiva hacia la bondad. Debemos asegurarnos de que nuestros hijos sepan cómo el Profeta Muhammad (p) ha descrito el Ihsan: “… adorar a Dios como si lo pudieras ver, y si no lo puedes ver, entonces ciertamente [sabed que] Él te ve” (Al-Bujari y al-Muslim).
Tenemos que La sexta característica es el derecho de un niño musulmán que su casa sea un ambiente positivo donde se practique el Corán y la Sunnah del Profeta (p). Debemos tener en nuestra casa todo lo necesario para crear un ambiente tranquilo y estable para los niños. Muchos elementos contribuyen a este ambiente, pero escuchar el Corán y rodearse con personas religiosas y de buen carácter, son esenciales.
Adicionalmente, debemos enseñarles a nuestros hijos como responder a las preguntas y cuestionamientos acerca del Islam y sobre todo cómo interactuar con amor y compasión con todos aquellos que no siguen nuestra fe. El acuerdo y el apoyo mutuo entre los padres son esenciales al disciplinar o establecer límites para los niños. Los padres deben compartir la misma visión acerca de la crianza y consultarse mutuamente para establecer las reglas y normas de disciplina. También se debe recompensar adecuadamente a los niños con el refuerzo positivo, las expresiones de aprecio y gratitud, y de vez en cuando con una recompensa material, con el fin de promover sus buenas acciones y apoyar su crecimiento y desarrollo.
Finalmente, si nosotras entendemos nuestra religión, podemos ser una parte activa en la sociedad, sin llegar a sacrificar nuestra identidad como musulmanas y a través del ejemplo, inculcarle a nuestros hijos que ser musulmanes no sólo implica trabajar por nuestras comunidades, sino procurar el mejoramiento social en general. Debemos sentirnos orgullosas del rol que tenemos como mujeres musulmanas, y como madres de las futuras generaciones de creyentes, y la importancia de nuestro papel en cultivarles a nuestros hijos los principios islámicos para que sean agentes de cambio y desarrollo positivo, saludable, y balanceado en esta sociedad.