Se requiere de todo un pueblo: Cómo las cooperativas pueden facilitar la educación en el hogar
–
La primera cooperativa de homeschooling, o educación en el hogar, en la que participé era tan pequeña que ni siquiera la llamábamos cooperativa. En ese tiempo, mi hijo mayor tenía 4 años y medio y, por una variedad de razones, mi esposo y yo habíamos decidido sacarlo de sus clases de prekínder para intentar la educación en el hogar. También llevaba a mis otros hijos conmigo, el segundo de 3 años, y el tercero, al que los otros niños de la cooperativa llamaban el “bebé gigante”. La pareja de amigas con las que me encontraba cada semana tenía hijos de las mismas edades y ninguna de nosotras estaba cien por ciento segura de que la educación en el hogar era la mejor decisión para nuestras familias. Sin embargo, seguimos reuniéndonos cada semana, jugando juegos en grupo y haciendo manualidades, dando el todo para enseñar y criar a nuestros hijos juntas.
En privado, llamabamos al grupo Mini Mu’mins (Los creyentes miniaturas) y, aunque nuestro objetivo era enseñar a nuestros hijos, sentía que nosotras también nos beneficiábamos enormemente por nuestra compañía, apoyo, ejemplos y consejos sinceros. Después de un tiempo las familias se mudaron, y esa primera cooperativa llegó a su fin, pero siempre tendrá un lugar en mi corazón, y las otras mamás y yo todavía nos mantenemos en contacto. Desde entonces, he hecho todo lo posible para mantener las cooperativas como parte integral de nuestro viaje de educación en el hogar, no solo para el beneficio de los niños, sino también para mi propio beneficio.
Los beneficios de unirse a una cooperativa de homeschooling
1. Ser parte de una comunidad
La educación en el hogar puede ser aislante cuando intentas hacerlo sola. Unirse a una cooperativa puede proporcionar un sentido de comunidad, algo necesario tanto para los padres como para sus hijos. En el contexto de la educación en el hogar, una cooperativa es un grupo de familias que se unen para compartir recursos, ayudar en la planificación y ejecución de clases, participar en giras escolares y otros eventos. De esta manera, comparten la carga de organizar y dirigir la educación de los niños, para aliviar un poco del estrés que pueden sentir. Es básicamente una micro comunidad, una aldea o pueblo, formada con personas que comparten los mismos valores, que promueve reunirse de vez en cuando para el desarrollo social, emocional y educativo.
Ser parte de una cooperativa también les brinda a sus hijos una oportunidad para conocer a otros niños, normalizando la experiencia de la educación en el hogar y para que no se sientan excluidos por no asistir a un colegio tradicional. He visto, con mis propios ojos, cómo los niños hacen la transición de la escuela tradicional a la educación en el hogar, desarrollando amistades maravillosas con otros niños de la cooperativa que han pasado por cambios similares. Se conectan profundamente a través de sus experiencias y logros, y ganan confianza juntos a medida que avanzan en su materia escolar.
2. Aprendizaje centrado en el niño
Permitir que los niños tengan cierta autoridad sobre lo que estudian puede promover una pasión por el aprendizaje. Muchas cooperativas les permiten a sus estudiantes escoger los temas y clases que desean estudiar. Algunas dejan que los niños se inscriban según una selección de cursos disponibles, parecido al sistema de elegir las clases para la universidad. Otras cooperativas, como la que administramos actualmente llamada Wildflower Homeschool Collective, permiten a los estudiantes perseguir proyectos y pasiones de manera independiente, ayudándoles a definir y trabajar hacia sus propias metas.
Oportunidades como esta no solo ayudan a los niños a aprender más sobre las cosas que les apasionan, sino también les permite hacerse cargo de su educación. Cuando los amigos de mis hijos les piden que describan su experiencia en la cooperativa, a menudo responden: “Es como una mini escuela, pero podemos divertirnos mucho más y hacer cosas que nos gustan”.
3. Explorar temas que no se aprenden en el hogar
Las cooperativas brindan una excelente oportunidad para que los niños exploren nuevas ideas y temas que tal vez no aprendan en la casa. ¿No te concentraste en enseñar historia este año? ¡No hay problema! La mamá de Sami en la cooperativa le encanta la historia mundial y está dispuesta a enseñar un curso. ¿A tu hijo le fascina la biología, pero tú la odias? ¡No hay que preocuparse! La cooperativa se hará cargo de enseñar sobre la anatomía y disecciones durante las próximas seis semanas. Suzie quiere cocinar todos los días, pero no hay suficiente espacio en la cocina. ¡La cocina de la cooperativa tiene dos hornos y espacio para 6! Desde lo académico hasta las manualidades, artesanías, artes, deportes y más, una cooperativa puede proporcionar a los estudiantes una amplia variedad de oportunidades para explorar y experimentar.
Los padres están presentes en el desarrollo educativo de sus hijos y pueden apreciar lo que realmente les interesa a sus hijos o saber cuáles ideas son simplemente curiosidades momentáneas. También pueden disfrutar de estas actividades a una fracción del precio de los planes de estudios tradicionales o clases particulares.
4. Aprendizaje en grupos pequeños
Muchas de las cooperativas en las que he participado separan a los estudiantes en pequeños grupos. Dependiendo del enfoque organizativo de la cooperativa, estos grupos podrían estar separados por edad, interés o capacidad. En cualquier caso, trabajar en grupos pequeños ofrece una excelente alternativa para que los niños aprendan de una manera diferente a cómo aprenden en la casa. Estas oportunidades ayudan a los estudiantes a cultivar habilidades importantes como la cooperación, consideración de otras perspectivas y el desarrollo de las ideas en grupo, entre otras.
5. Establecer vínculos con otros adultos
Cuando los niños son pequeños, disfrutan pasar todo el tiempo con sus padres. A medida que crecen, comienzan a anhelar más oportunidades para aprender de alguien que no sea mamá y papá. Las cooperativas para la educación en el hogar brindan la oportunidad perfecta para que aprendan de otros adultos y forjen vínculos con ellos.
La rotación de los padres que participan en la enseñanza, la planificación y las actividades les brinda a los niños una variedad constante de adultos confiables de los que pueden obtener conocimiento y respuestas a sus preguntas. Esas mismas personas de confianza pueden compartir ideas maravillosas con los padres sobre sus hijos y aspectos de su comportamiento o carácter que nunca hubieran notado en la casa.
¡Sus hijos no serán los únicos que aprenderán! Reunirse en una cooperativa les da a los padres participantes tiempo suficiente para escuchar diferentes perspectivas, hacer preguntas y aprender juntos. Algunos de los mejores planes de estudio, prácticas y rutinas que he implementado en mi propio hogar, fueron recomendaciones de otros padres de la cooperativa de educación en el hogar. Pasar este tiempo con otras personas que han estado en su lugar, que lo han intentado, fallado y lo han intentado nuevamente, puede ser vital.
Algunas cosas para considerar antes de entrar a una cooperativa para la educación en el hogar
Tan maravilloso como suenan las cooperativas escolares, puede ser que no sean buenas para todas las familias. Antes de comprometerse a participar en una, hay que considerar lo siguiente:
1. Las intenciones y expectativas tanto para el padre como para sus hijos
Los padres deben preguntarse a sí mismos: ¿Cuáles son mis intenciones al querer unirme a una cooperativa? ¿Qué espero obtener de ella? ¿Qué puedo aportar? No hay respuestas correctas o incorrectas; pero sus respuestas pueden ayudarlo a alejarse de las cooperativas que no le convienen, para que así pueda encontrar fácilmente la que es adecuada para su familia.
2. Sus valores y estilo
Una pregunta importante que deben hacer es: ¿Esta cooperativa comparte mis valores y cumple con las necesidades de mi familia?
Las cooperativas varían en sus valores y enfoques. Algunas cooperativas son clásicas y enseñan “según el libro”, mientras que otras son similares al método de unschooling, y rechazan completamente la idea de una instrucción organizada. Algunos están basados en ciertas creencias y requieren una declaración escrita acerca de la fe de la familia antes de inscribirse, mientras otros son completamente seculares. Algunos se concentran en pocas áreas de estudio, mientras que otros mezclan todas las materias. Algunas cooperativas están equipadas para tratar con estudiantes neurodiversos y otras no.
Es necesario definir sus valores, conocer bien a sus hijos y evaluar sus necesidades. Nunca deben comprometerse con una cooperativa que no puede satisfacer sus expectativas.
3. Estructura y organización
Las cooperativas para la educación en el hogar son tan buenas como el esfuerzo que las familias ponen en ellas. No recomendaría inscribirse en ninguna cooperativa que no esté bien organizada, a menos que los padres estén dispuestos y sean capaces de asumir la tarea de solucionar los problemas. No tiene que estar estrictamente organizada, pero todos deberían trabajar bien juntos para que las cosas se manejen sin problemas y los niños tengan una experiencia beneficiosa.
Pregunte sobre la estructura y busque indicaciones de que este todo bien organizado: ¿Se comunica la información importante de manera clara y oportuna? ¿Se están utilizando los recursos adecuadamente para el beneficio de los niños? O, ¿Las lecciones y materiales parecen no ser apropiados? ¿Los niños tienen suficiente espacio y todas las herramientas que necesitan? ¿Están distribuyendo el trabajo entre los adultos de manera equilibrada o cae principalmente en los hombros de dos o tres personas? ¿Pueden resolver conflictos y desacuerdos de una manera respetuosa y efectiva?
Puede parecer que estas preguntas solo tienen que ver con lo que se vive “detrás del escenario” y no necesariamente deben afectar a los estudiantes, sin embargo, un niño puede percibir cuando el sistema no es estable y eso puede afectar su experiencia de manera negativa.
4. El compromiso
Las cooperativas de educación en el hogar generalmente requieren diferentes niveles de compromiso. Antes de involucrarse, deben asegurarse de que los compromisos sean algo que puedan manejar fácilmente. El primer compromiso suele ser financiero. Pregunten con bastante anticipación sobre los precios para inscribir a cada niño o una familia entera. También pregunte sobre posibles costos adicionales para materiales de clase y viajes.
Otro compromiso es el tiempo. La distancia, horario y frecuencia de las reuniones por medio de la cooperativa deben funcionar para la familia. Hay que preguntar si se requiere que su hijo asista cada reunión o clase que ofrecen. Si ese es el caso, significa no poder tomar unas vacaciones cuando lo deseen. ¿La inscripción requiere el compromiso de un año completo o puede asistir por sesión o por clase? Las cooperativas que requieren un menor compromiso de tiempo suelen ser más flexibles para las familias. De lo contrario, las cooperativas con un compromiso de más tiempo podrían brindar más oportunidades para que el estudiante construya lazos más fuertes y duraderos.
El compromiso final por considerar es la enseñanza. La mayoría de las cooperativas funcionan en un sistema de padres que se turnan como maestros y / o asistentes. ¿Con qué frecuencia necesita el padre o la madre enseñar o ayudar? ¿Cuántas clases debe ofrecer? ¿Puede elegir los temas que quiere enseñar o le asignan una materia? ¿Es algo que puede hacer fácilmente?
La educación en el hogar puede ser increíblemente desafiante e inmensamente gratificante. También es un compromiso de tiempo completo por parte de los padres y los estudiantes, y a menudo los padres necesitan conectarse con otras familias para compartir ideas y recursos. Una cooperativa de educación en el hogar puede ser ese pueblo que necesita para ayudar a criar a sus hijos. Sin embargo, tenga en cuenta que para que una tribu o pueblo sea sostenible, se requiere que todos los miembros trabajen juntos en armonía.