Cuando era niño me gustaba sentarme en la orilla del mar y ver a los barcos pasar por Hatillo, Puerto Rico. Estaba tan fascinado con los navegantes de los océanos: los delfines, tiburones, tortugas marinas y esos enormes barcos que transportaban carga a todas las diferentes partes del mundo. No importaba a dónde fuera en Puerto Rico, siempre estábamos rodeados de agua. Una de mis primeras experiencias en un barco fue cuando viaje en La Lancha de Cataño desde el Viejo San Juan a Cataño y de regreso. Alhamdulillah, llegué a amar el mar y todo lo relacionado con él.
Viajar por el mundo era uno de mis grandes sueños. A mi temprana edad estaba consciente de Dios, y sabía que Él había creado toda esta belleza que nos rodea, y quería verla con mis propios ojos en lugar de leer sobre ella en los libros. Entonces, un día viajé por primera vez a Europa. Puede visitar Inglaterra, Francia y España. Me tomó una eternidad ahorrar para ese viaje de seis meses. Sin embargo, a pesar del costo del viaje, pude quedarme con mis hermanos musulmanes o encontrar alojamiento económico.
Mi tío, que era marinero mercante, viajaba por todo el mundo, y yo escuchaba de sus aventuras cuando venía de visita. Mi imaginación me transportaba a nuevos mundos mientras él describía los muchos lugares, paisajes, personas y culturas que había conocido. Un día, al fin, mi tío me preguntó si quería ser marino mercante y ver el mundo igual que él. Sin pensarlo dos veces, aproveché la oportunidad de ir al mar. Obtuve los papeles de marinero y mi primer viaje oficial fue a Cerdeña, Italia. Desde allá, navegamos por todo el mar Mediterráneo, y aunque mi trabajo era un puesto de nivel de entrada, disfrutaba cada minuto.
Después de mi entrenamiento como marinero mercante, tuve la oportunidad de conducir súper petroleros. Me encantaba mi trabajo a nivel profesional, y tenía la libertad de orar cuando lo necesitaba y de comer de acuerdo con mi dieta islámica. Podía trabajar en cualquier lugar como marino mercante estadounidense, y muchas compañías solían volarme por todo el mundo durante mis años en el mar. Como miembro de S.I.U. (Seafarers International Union), mis derechos como marinero mercante estaban protegidos, y nadie me daba problemas por mi religión mientras estaba en el mar.
A pesar de las experiencias positivas como marinero, mi vida ha sido difícil. Sin embargo, pude mantenerme enfocado en mis sueños y hacer todo lo posible para lograrlos porque siempre fueron parte de mi vida. Siento que el Islam también estuvo presente en mis juventud, a pesar de que no lo había conocido formalmente en ese tiempo. Cuando llegó a mi vida después de escuchar la Surah Al-Ikhlas, el capítulo de la sinceridad en el Corán, me di cuenta de que no hay nadie ni nada que merece ser adorado sino Alá. Me hice musulmán tres días después. El propósito de escribir un libro sobre mi vida, al que he llamado “De Harlem a La Meca”, es motivar a los hermanos y hermanas jóvenes que han tenido vidas difíciles para que nunca pierdan la esperanza.
Ser puertorriqueño y musulmán siempre ha sido algo que me enorgullece. Como marinero mercante a bordo de un barco, tenía mi propia habitación privada con mi ducha privada y no tenía problemas para realizar oraciones diarias o cumplir con otras obligaciones religiosas. Me mantuve alejado de las zonas de guerra, especialmente en el Medio Oriente. En mi último viaje, el capitán me llamó a su lado y me pidió que llevara a un grupo de musulmanes puertorriqueños a Kuwait. La misión tomaría un mes. Se trataba de recoger la carga, transportar a los puertorriqueños y hacerlos sentir bienvenidos. Teníamos alojamientos hermosos para ellos y después de un día en el mar, insistieron en cocinar platos puertorriqueños. Una vez que obtuvimos la aprobación del capitán, nuestros invitados se convirtieron en cocineros durante tres semanas. ¡La comida era deliciosa! ¡Incluso habían traído plátanos! También pudimos hacer algunas paradas en Grecia y Ciprés para pasear un rato.
Creo que he cumplido muchos de mis sueños, con mucho esfuerzo y dedicación. Realmente siento que soy parte de una comunidad, con toda mi familia latina musulmana y mi familia musulmana alrededor del mundo entero. En Estados Unidos, la comunidad latina musulmana está haciendo un excelente trabajo en propagar el mensaje del Islam en inglés y español. Que Alá los bendiga a todos. Sin embargo, todavía tenemos un gran trabajo por delante y agradecemos a Alá por todos nuestros hermanos y hermanas que pueden contribuir a este trabajo para traer paz y consuelo a la humanidad. Nos preocupamos profundamente por la humanidad y el bienestar de las personas dentro de nuestras comunidades en Estados Unidos y a nivel mundial. Debemos permanecer dedicados y dejar que la ayuda de Alá aumente nuestros esfuerzos. Y que Su misericordia descienda sobre los hombres, las mujeres y niños en todas partes.
Yusef Maisonet es un musulmán latino que ha viajado por el mundo como marino mercante. Nació en la ciudad de Nueva York y visitó Europa, África, el Pacífico, Medio Oriente y más, mientras aprendía de las vibrantes y diversas comunidades musulmanas que viven allí.
Ha servido como imán durante 12 años en Mobile, Alabama. También es capellán de los condenados a muerte y de la población carcelaria en general en Alabama. Trabaja activamente con la comunidad musulmana latina en su enfoque para difundir este hermoso mensaje del Islam. Pueden obtener su libro “De Harlem a La Meca” por Amazon.